domingo, 15 de junio de 2008

No sólo asfixia, también ahoga...

Los hombres a veces son como una boya, cuando más cansada estas de nadar, de no encontrar de dónde asirte, te los encuentras en tu desesperación y te aferras a ellos.

Si no te corresponde, si no te ayuda con su amor y su paciencia, su comprensión, pero sobre todo empatía, a llegar finalmente a la orilla; por el contrario, te retiene en el agua, a pesar de tus brazadas desesperadas para no ahogarte… entonces no eres de ahí…

Nádale, con determinación, que sea la misma desesperación la que te impulse, hasta que encuentres finalmente la orilla… si no lo haces cuando es preciso, tarde o temprano te va a hundir...

No se antoja fácil, pero una vez que lo haces, es más sencillo que seguir pataleando en aguas hostiles, donde no sabes qué es lo que te hará sucumbir primero, si el hombre al que crees tu salva vidas o las condiciones adversas derivadas de las circunstancias.

La brújula que necesitas para llegar a tierra firme, todas, sin excepción, la llevamos dentro; mientras que el faro que con su luz te guiará a través de la oscuridad, es nuestro entendimiento que, una vez iluminado por una chispa de amor propio, nos conducirá hacia la dirección correcta, al amparo de la seguridad.

1 comentario:

Erick dijo...

Rebe Clau:
Debes andar muy ocupada o muy entretenida. Espero que ambas cosas sean la causa de tu silencio.
Te mando un abrazo fuerte, un beso grande y la petición de que subas más fotos ¿sale?
Cuídate mucho y dinos cuándo te das una vuelta por estas tierras.
E.