martes, 10 de junio de 2008

Sin acuse de recibo

Hay cartas que escribimos que posiblemente no obtengan respuesta, cartas escritas a veces con dolor, con una necesidad muy grande de expresarnos, cartas que llevan la intención de compartir una emoción, un sentimiento estancado en el fondo que precisa salir.
Esas lineas, representan una historia compartida resumida, una confesión, a pesar de no ser leídas o contestadas, están destinadas para ser escritas, para ver la luz, para llevar a su destino el mensaje aunque no sea posible confirmar que que serán leídas, por la contestación nunca llegó, ni de manera oportuna, ni años más tarde...
Cuántas cartas de esas quedarán sin respuesta, cuántas permanecerán flotando en el mar, contenidas en la botella, cuántas habrán llegado a la playa equivocada, habrán sido abiertas para luego ser leídas con indiferencia por la persona equivocada.
Cuántas de esas cartas, a pesar de estar en las manos correctas, serán finalmente desechadas con desdén al cesto de la basura o al fondo del cajón, sin la mínima intención de darles respuesta con tal de disipar la zozobra con la que fueron escritas...

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